Llamar a su puerta podía cambiarle la vida
El soldado Alex Dane prometió a su moribundo compañero que cuidaría de su mujer y su hija. Cumpliendo aquella promesa, llegó a su puerta con el corazón acelerado.
Lisa Kennedy había amado a su marido profundamente, pero estaba entregada en cuerpo y alma a su hija Lilly, que había enmudecido al morir su padre. Aun así, lo menos que podía hacer era ofrecer un refugio a aquel torturado héroe de guerra.
Y cuando Lilly alargó su manita hacia la fuerte y vigorosa mano de Alex, Lisa sintió removerse en su interior emociones que llevaban tiempo adormecidas.