Amy Edler era repostera, no organizadora de bodas. Pero, además de hacer la tarta nupcial y ser dama de honor, Amy se encontró organizando la boda de su mejor amiga… contando sólo con la ayuda de su irritante hermano mayor.
El guapísimo empresario Jared Shaw no se había convertido en un hombre rico dejando que otras personas hicieran el trabajo. De modo que, aunque era alérgico a las bodas, se dispuso a ayudar a la dulce y bella Amy con cada detalle de la ceremonia.
Su último encargo era comprar el regalo perfecto para la dama de honor… Pero tal vez la dama de honor fuera el regalo perfecto para él.