Siena deseó con todas sus fuerzas que Nick no hubiera aparecido…
Habían pasado cinco años desde la última vez que lo había visto. Ella había crecido y ya no era una adolescente de diecinueve años, perdida en la fantasía del príncipe azul.
No tenía sentido que su llegada le afectara tanto. Aunque ella no fue la única mujer en la sala que se había fijado en él. Sus atractivos rasgos, su arrogante planta y su cuerpo alto y musculoso le dotaban de un magnetismo irresistible para todas las mujeres que había en el restaurante.
Su carisma era muy peligroso. Por eso, era mejor que lo dejara estar…