El deseo que el millonario Brant Matthews sentía por su secretaria no hizo más que aumentar cuando supo que estaba prometida con su socio. Brant sabía que Kia no estaba enamorada de aquel hombre y se dispuso a averiguar a qué estaba jugando.
La sorprendente petición de hacerse pasar por la prometida de un hombre le facilitaría a Kia un respiro de Brant. Jamás intentaría seducirla