Al cabo de solo cuatro días, Rena se casaría con Ford Hallow. Pensar en la boda la llenaba de emoción e impaciencia. Aunque no era una boda corriente: Ford deseaba hacerse con las tierras de Rena, y ella no estaba dispuesta a permitírselo...
Pero si lo que Rena esperaba era un matrimonio de conveniencia en el que nunca tendrían que compartir cama, iba a encontrarse con una sorpresa. Ford llevaba mucho tiempo intrigado por la timidez de su futura esposa y tenía la intención de convertirse en su marido, en todos los sentidos de la palabra.